El tiempo de Navidad me recuerda a los años de mi infancia…aveces pasábamos Navidad en Nicaragua con las comidas típicas como la gallina rellena y el postre de jocotes o mangos en almíbar que hacía mi abuelita Sara. El aire olía a pólvora cuando a la medianoche reventaban los cohetes y triqui-tracas haciéndole la bulla a la Nochebuena…. Otros años los pasábamos en el frío calador de Logroño, La Rioja donde mis ojos se iban tras los turrones dulces españoles, la tarta de Reyes, el olor del puro habanero del abuelito Delfín y esperando a los Reyes Magos impacientemente el 6 de enero, como todos los niños españoles. Mi mundo y el de mi hermano era muy variado entre los dos continentes separados por el inmenso mar Atlántico. Tuve padres que nos enseñaron el verdadero mensaje y la celebración del nacimiento del Salvador del mundo, Jesucristo, y tuve la dicha de siempre saber que el Niño Dios era el mejor regalo del mundo. En esta Navidad, espero que la inocencia de cuando uno era niño, vuelva a renacer en su corazón para no perdernos en los regalos, las luces, los adornos navideños y la comercialidad de la temporada. Celebremos el mejor regalo que Dios nos pudo dar, ¿qué le regalará usted al Niño Dios en esta Navidad? Dele su corazón. con cariño, Inés de María
Qué lindo mensaje… me ha hecho recordar tanto mi tierra para estas fechas. Saludos. : )